¿Qué hace mi empresa mejor que la competencia? ¿Qué es lo que más valoran los clientes de mi servicio? ¿Dónde quiero ver mi negocio en 3 años?
Son preguntas difíciles, pero vitales para el buen funcionamiento de una compañía a largo plazo. La estrategia empresarial ayuda a darles respuesta.
La improvisación es uno de los grandes enemigos de las empresas
No podemos pretender que una compañía sea exitosa con acciones tomadas a corto plazo según van llegando oportunidades o amenazas, pues la improvisación es y ha sido uno de los grandes enemigos de las empresas. Para que una organización funcione, se necesita de una hoja de ruta que aúne todos los ámbitos de la organización y consiga centrar los esfuerzos en un único objetivo. Es gracias al rumbo fijado por un plan estratégico que podemos asignar los recursos de forma eficiente para alcanzar los objetivos marcados. Además esta hoja de ruta sirve a la dirección como punto de referencia para medir el éxito o fracaso de la empresa.
La Estrategia es el marco general de ideas, filosofía y perspectivas que responde a las preguntas ¿Quienes somos? y ¿Quienes queremos ser?, y por lo tanto orientan las decisiones y acciones dentro de una organización para alcanzar los objetivos anhelados.
La estrategia es fundamental en los negocios, es lo que le permite definir sus objetivos y las acciones para alcanzarlos sin ir a ciegas.
Ventajas principales
-Mejor preparación ante posibles crisis
-Mayor control de los riesgos
-Más facilidad para tomar de decisiones
-Mejor coordinación en la organización
-Descubrir oportunidades
-Mejor asignación de recursos
La estrategia empresarial también ayuda a descubrir oportunidades e identificar aspectos que aportan al mercado un valor único, es decir, ventajas competitivas sostenibles en el tiempo, que son la base del éxito empresarial.
Asimismo, la estrategia nos permite detectar con mayor facilidad dónde están los fallos, lo que nos hace estar mejor preparados frente a eventuales crisis, tener un mayor control de los riesgos y facilita la toma de decisiones sobre nuevas iniciativas.
En resumen, la estrategia empresarial nos ayuda a aprovechar las oportunidades, hacer frente a las amenazas, a reforzar las fortalezas y disminuir las debilidades.
Pero desarrollar una correcta estrategia no es sencillo, se necesita tener un conocimiento amplio de la empresa, tanto de lo externo como de lo interno. Debemos tener una visión profunda de toda la organización para valorar los recursos y determinar cuáles son los puntos fuertes y débiles de la misma. Esto debe hacerse a través de una visión objetiva y realista de la compañía que puede ser facilitada por agentes externos, ya que no siempre es fácil aportar una visión imparcial internamente.
La estrategia empresarial supone, por lo tanto, el punto de unión entre la planificación y la implementación, y esto es importante, pues no basta con elaborarla y tener guardado el informe en un cajón, se ha de transmitir a cada departamento de la organización y llevarla a cabo. Además, su desarrollo ha de ser un proceso continuo, sobre todo en los tiempos actuales; dado que el mercado se ha vuelto más complejo, cambiante e impredecible, no podemos esperar que una estrategia marcada hace una década sea válida para las condiciones actuales del mercado, es necesario saber reaccionar a tiempo y adaptarse.
Y tu empresa ¿sigue una estrategia o improvisa?
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